EDUCACIÓN ARTÍSTICA PARA EL AUTOCONOCIMIENTO Y EL CUIDADO DE SÍ
ARTIGO Guadalupe de la Cruz Aguilar Salmerón
Licenciada en Diseño Industrial, Maestra en Psicoterapia Ericksoniana, Doctora en Cultura y Arte, con formación artística en pintura y Danza Clásica por la Royal Academy of Dance. Actualmente es Profesora Investigadora del Departamento de Estudios Culturales, de la Universidad de Guanajuato, Campus León, México.
RESUMO
en términos generales se puede afirmar que la educación artística tiene la posibilidad de realizarse a través de tres grandes enfoques: la educación en el arte disciplinar o académico, a través de la historia, la teoría, los métodos, la estética, la cultura visual, la curaduría, entre otros; el arte como práctica, en el quehacer de los lenguajes artísticos, y, el arte como método de procesos de enseñanza aprendizaje, donde el énfasis está dirigido hacia algún aspecto del desarrollo de la subjetividad. Por lo anterior, el propósito del presente texto es presentar algunas reflexiones derivadas de la investigación y sistematizadas en un dispositivo de educación artística que tiene la función de promover el autoconocimiento y el cuidado de sí. Esto es relevante, ya que de cara a la complejidad de las condiciones de vida actuales y a las recientes realidades originadas por el confinamiento, se vuelve urgente reflexionar, repensar y llevar a la práctica experiencias significativas que promuevan el autoconocimiento y el cuidado de sí de los sujetos en todos los ámbitos de la vida cotidiana, para la recuperación del sentido y del bienestar individual y social.
PALAVRAS-CHAVE
Educación artística. Autoconocimiento. Cuidado de sí.
Revista Arte ConTexto
REFLEXÃO EM ARTE
ISSN 2318-5538
V.7, Nº17, MAR., ANO 2022
TRABALHO EM ARTE E CUIDADOqq
¿De Qué Estamos Hablando?
Por lo anterior, se expondrá la educación artística como un recurso para gestionar el autoconocimiento y el cuidado de sí, propuesta fundamentada en la tesis doctoral: Procesos creativos y transformaciones subjetivas. La resignificación de la identidad a través de la experiencia artística dirigida, de Aguilar (2016), donde se ha dado cuenta del potencial que posee la educación artística como vehículo transformador de la subjetividad. En este orden, simultáneamente se creó la propuesta teórico – práctica, como un modelo de investigación y puesta en marcha, respectivamente, definido en términos de Taller de Creatividad, el cual se ha implementado de manera recurrente en distintos espacios con grupos de niños, adolescentes y adultos y del que se presentan aquí tres ejercicios, que mediante la educación artística hacen posible reflexionar sobre la importancia del autoconocimiento y el cuidado de sí.
Este texto está basado en los supuestos sobre los procesos de transformación en Lacan (1954a), (1954b) (1960) y (1961) en el Universo simbólico, La tópica de lo imaginario, El Objeto y la cosa y De la creación Ex Nihilo, respectivamente, mediante los cuales ha sido posible reflexionar en los procesos de formación de la identidad, cambios en la subjetividad y sublimación. Además, se han consultado a Therese Bertherat (2002), en El cuerpo tiene sus razones, donde se han seguido algunas teorizaciones sobre el cuidado de la corporalidad, así como a Michael Foucault (2009), en La historia de la sexualidad. La inquietud de sí, quien analiza el cuidado del sí mismo por etapas sucesivas y que van correspondiendo a niveles superiores de consciencia; a Teresa Robles (2004) en Grupo de crecimiento, quien trabaja con el cuidado de la corporalidad, el manejo de emociones, y la responsabilidad del propio bienestar; asimismo, se encontraron en Gilda Waisburd (2007) en Creatividad y Transformación algunas teorizaciones y prácticas sobre los procesos creativos. Finalmente, el modelo que orientó este trabajo en términos metodológicos fue tomado de las aportaciones de Giménez (2007) en Estudios sobre la cultura y las identidades sociales, entre otros.
Es entonces que esta investigación ha tenido como punto de partida algunas de las relaciones y beneficios que se establecen entre los procesos creativos y los procesos humanos, como procesos transformadores de la subjetividad; ya que es posible observar el reciente surgimiento del interés por el quehacer artístico como una herramienta para el bienestar, sin embargo, es importante llevarlo a la práctica mediante una reflexión sustentada y proponer una educación a través del arte, – no del arte por el arte de manera empírica, pretendiendo brindar elementos que surgen porque sí – a partir del planteamiento de objetivos de trabajo basados en supuestos sólidos, que permitan transitar al sujeto a través de procesamientos simbólicos mediante la experiencia y que como generadores de sentido contribuyan a los cambios en la subjetividad, al promover el autoconocimiento, la importancia del cuidado personal y sus implicaciones en la expansión de la consciencia.
De esta manera, aparece la pregunta que ha guiado esta investigación ¿Es posible facilitar el autoconocimiento y el cuidado de sí a través de la educación artística? La cual se tiene el propósito de develar a continuación.
Los Procesos de Simbolización Como Procesos de Transformación
Es importante destacar que el desarrollo de este texto se ha basado en una lógica inductiva, así como en el método de trabajo para la educación artística de tres ejercicios del Taller de Creatividad que aquí se exponen, y guiado por las aproximaciones teórico – metodológicas del concepto de formación de cultura simbólica, que plantea Gilberto Giménez (2007), el cual comprende tres categorías en términos de procesos, tanto de orden cultural como de identidad y que corresponden a un concepto específico: “[…] -la fase concreta, la fase abstracta y la fase simbólica- caracterizadas respectivamente por otros tres conceptos clave: costumbres, modelos y significados.” (GIMÉNEZ, 2007, p. 26).
Esto se vincula a los supuestos de Lacan (1954a) y (1954b), quien se refiere a los procesos simbólicos como procesos de transformación de la postura subjetiva, que dirigidos y articulados a los procesos de creación, permiten realizar la experiencia de la práctica artística para el autoconocimiento y el cuidado de sí.
De acuerdo con Giménez (2007), los aspectos de la formación histórica de las fases del concepto de cultura simbólica, tanto el proceso cultural, como identitario, son definidas como: fase concreta, que relaciona al concepto de costumbres; la fase abstracta, que corresponde al concepto de modelos y a la fase simbólica, que vincula con los significados. Además, las indagaciones en Giménez (2007) han permitido la realización del objetivo de la propuesta sobre Educación artística para el autoconocimiento y el cuidado de sí, en tres ejercicios que se presentan para su comprensión.
En la fase concreta en Giménez (2007), la cultura y la identidad se rigen por leyes externas al sujeto, por elementos tangibles y convenidos en un marco de ideales y valores del grupo social en el que nace y al que pertenece. En este sentido, en el primer ejercicio, para la reflexión que se propone, el sujeto reflexiona en su realidad concreta, es decir, en el cuerpo, como la única realidad material que interactúa directamente con el mundo que lo rodea.
En la fase abstracta en Giménez (2007), se amplía el énfasis de las costumbres a los modos de comportamiento, a los modelos normativos y la explicación de la conducta; por lo que aparece la comprensión lógica de los estados emocionales, lo que facilita la reflexión sobre el sí mismo. Estos aspectos son representados por los individuos quienes plantean nuevos sistemas de valores y de comportamiento, esquemas normativos, así como formas de organización y orientación social. En el segundo ejercicio, la reflexión está orientada a comprender la realidad abstracta, estado en el que se llevan a cabo los procesos mentales, donde confluyen los aspectos lógicos y emocionales, los cuales siempre se encuentran en una transacción dialéctica y que solamente pueden resolverse en el nivel simbólico.
Finalmente, para comprender la cultura y la individuación en la fase simbólica en Giménez (2007), es importante entenderlas al interior de un espacio simbólico donde se sintetizan y organizan los significados, los cuales, una vez procesados, son representados en la realidad concreta en forma de prácticas. Así que en el tercer ejercicio de reflexión sobre la realidad simbólica, el sujeto se aproxima a la comprensión de los significados de las relaciones de las fases anteriores, de tal manera que permite ciertos cambios en la subjetividad, que se traducen en la toma de conciencia sobre la importancia del autoconocimiento y del cuidado de sí mismo, mismas que pueden ya llevarse a la práctica.
Lo anterior entonces se puede articular en el campo simbólico, tanto como dispositivo de significación como de creación artística. Así, lo observado en Giménez (2007), como también lo afirma Lacan (1954a), la evolución del sujeto se desarrolla en proporción directa a la medida en que se inserta al mundo simbólico. Para su análisis, se profundizó en los sistemas de referencia del yo en Lacan (1954b), donde se encontró el proceso de simbolización con el que distingue tres estados: realidad, imaginario y simbólico. Define la realidad en términos de “[…] el caos original […]” (Lacan, 1954b, p. 33) como la confrontación con aquello no asimilado, no estructurado, es decir, no simbolizado y que demanda ser aprehendido por el sujeto; esto se hace posible a través de la elaboración de un proceso que liga con lo imaginario y plantea como “[…] el nacimiento del yo […]” (LACAN, 1954b, p. 33), donde se ponen en juego conceptualizaciones opuestas y que orillan al sujeto a hacer una síntesis conceptual y que además, agrega, está profundamente ligado a los modos de percepción. Finalmente, lo simbólico es la realización de dicho proceso, lo que posiciona al sujeto de cara a lo simbolizado significativo y que define como “[…] las posiciones del sujeto.” (LACAN, 1954b, p. 33).
Conceptos que se complementan con algunas asociaciones que hace Lacan (1961) de los procesos artísticos como procesos de simbolización y que define como sublimación: “[…] la sublimación es ésta: que eleva un objeto […] a la dignidad de la Cosa […] transformación en suma, de un objeto en una Cosa.” (LACAN, 1961, p. 60). Y agrega que este fenómeno aporta al objeto una condición superior distinta: “Se trata justamente de eso. Es de ese fenómeno que aporta de repente […] una dignidad que no tenía para nada antes. Conviene decirles aquí, naturalmente, que es una cosa que, con seguridad, no es para nada la Cosa. (LACAN, 1961, p. 63).
Además, este proceso no sólo explica los procesos de creación, sino que también tiene una función de restauración simbólica o de resignificación de la experiencia: “[…] función restitutiva a un esfuerzo siempre más o menos intenso de reparación simbólica.” (LACAN, 1960, p. 57).
De esta manera, y al comprender estos procesos, se hace posible facilitar experiencias significativas a través de la educación artística. Ejemplo de ello es el Taller de Creatividad, que consiste en situar al sujeto en un espacio seguro donde tiene la oportunidad explorarse a sí mismo a partir del planteamiento de distintos objetivos, ordenados para cada sesión, en donde se crean objetos artísticos haciendo uso de diferentes lenguajes del arte, con la intención de promover cambios en la postura subjetiva y que a partir de entonces se implementa en diferentes espacios como la propuesta práctica de la investigación de Aguilar (2016).
Yo Soy: Educación Artística Para el Autoconocimiento y el Cuidado de Sí:
De esta manera, la reflexión general de la sesión del Taller de Creatividad con respecto a tres ejercicios de educación artística para el autoconocimiento y el cuidado de sí, está estructurada en la propuesta teórico – metodológica de Giménez (2007) y como ya se ha mencionado, se propone a los participantes la reflexión de las tres dimensiones fundamentales o aspectos de la naturaleza humana, en este sentido, la primera reflexión corresponde a la fase concreta, a la dimensión corporal, como la única realidad concreta que nos representa en el mundo material y que contiene todo lo que somos. En este orden, y de acuerdo con la tesis de Aguilar (2016), se conduce a los sujetos a centrar la atención en el propio cuerpo como un universo completo, con características propias que le conceden tanto ventajas como límites, y que lo ponen en relación con los demás, con el objetivo de establecer conciencia sobre sus necesidades básicas y límites para el fortalecimiento del autoconcepto. Ya que de acuerdo con Bertherath (2002), tomar consciencia del cuerpo significa abrirse al ser como totalidad, puesto que el cuerpo y el espíritu, lo psíquico y lo físico, la fuerza y la debilidad, son una unidad indivisible. Además, es importante para el autoconocimiento y el cuidado de sí, comprender que el cuerpo ocupa un lugar y un espacio, se puede pesar y medir, se adapta a las situaciones externas y a la vez es limitado, posee un sistema perceptual, es único e irrepetible, es temporal y cíclico y al mismo tiempo está determinado por etapas en las que nace, crece, se desarrolla, reproduce, se deteriora y muere; de la misma manera se renueva constantemente, pues está sincronizado, además, tiene memoria y posee una genética heredada que de alguna manera lo condicionan; evoluciona y se conserva; también tiene necesidades, como protegerse en un espacio habitable, vestirse, alimentarse, nutrirse y gozar de salud, compartirse con otros cuerpos, ser contenido y acariciado, descansar, realizar actividad física, estas se manifiestan con un lenguaje propio de bienestar si están satisfechas y de malestar si no. A través del cuerpo nos relacionamos con los demás y con la realidad circundante. Por medio del trabajo, el cuerpo hace posible concretar lo que pensamos y sentimos, lo que deseamos y soñamos, por lo que existir significa estar en estado de creación constante. Dice Bertherath (2002), que es importante entonces tener las “llaves” del cuerpo, habitarlo como nuestra casa, tomar posesión de él, pues el cuerpo es lo que somos, de tal suerte que simultáneamente somos lo que parecemos ser y nuestra manera de parecer es nuestra manera de ser, esto es importante porque corremos el riesgo de confundir lo visible con lo superficial y es entonces que, de acuerdo con Robles (2004), ponemos al cuerpo en un nivel inferior. Pues al reprimir nuestras sensaciones, agrega Bertherath (2002), ante los propios ojos disminuyen nuestras dimensiones reales, experimentamos la sensación de no existir de manera suficiente y cuanto más raro nos parece nuestro cuerpo, más extraños nos posicionamos en la vida. Si no disfrutamos del cuerpo, perdemos confianza en nuestras interacciones, pues entonces omitimos la experiencia, agrega, por tales motivos es que se ha considerado aquí profundizar en el conocimiento del propio cuerpo y ampliar, a través de la educación artística, la conciencia de la corporalidad.
Es entonces que el ejercicio que se desarrolla a partir de dicha reflexión es el dibujo de una impronta corporal en un papel de gran formato -en colaboración con otro participante de su confianza- en Waisburd (2003), para reconocer su forma, sus dimensiones reales y sus límites y donde será posible también insertar elementos que complementen las características que ellos quieren representar, para dar lugar al autocuidado y autoconstrucción.
La reflexión de la dimensión abstracta se refiere a la interacción de los aspectos lógico – emocionales. En la tesis de Aguilar (2016) implica establecer relaciones entre realidades distintas para que a través de una síntesis de contenidos, el sujeto encuentre sus propias significaciones. Aquí se trabajan las cinco fases sobre el cuidado de sí en Foucault (2010), para crear una conciencia de responsabilidad del autocuidado y el bienestar, ya que, para él, el arte de vivir se basa en el principio de “[…] cuidar de uno mismo” (FOUCAULT, 2010, p. 50). La primera fase se basa en algunas premisas platónicas que señalan como logro la responsabilidad de uno mismo: “[…] que hay que hacer objeto de los propios cuidados […]” (FOUCAULT, 2010, p. 52), esto implica ser consciente de que las atenciones hacia uno mismo son necesarias para construirse y darse forma: “[…] “hacerse a sí mismo.” transformarse a sí mismo, reconciliarse con uno mismo.” (FOUCAULT, 2010, p. 53)
La segunda fase, se realiza a través de acciones dirigidas tanto del cuidado del cuerpo como a las reflexiones sobre la verdad, es decir, las preocupaciones del alma; para Foucault (2010) son: la buena alimentación y la actividad física, las meditaciones, lecturas y notas significativas tomadas de libros o personas, recuerdos, las personas de las que nos rodeamos y nuestros afectos:
Están también las conversaciones con un confidente, con amigos, con un guía o director, a las que se añade la correspondencia, en la cual uno expone el estado de su alma, solicita consejos […] alrededor del cuidado de uno mismo se ha desarrollado toda una actividad de palabra y de escritura en la que se enlazan el trabajo de uno sobre sí mismo y la comunicación con el prójimo. (Foucault, 2010, p. 60)
En la tercera fase Foucault (2010) plantea una relación entre el pensamiento y la práctica médica, pues según la tradición griega es muy cercana, afirma que formarse y cuidarse son actividades paralelas y solidarias: “¿Queréis aprender los silogismos? Curad primero vuestras heridas, detened el flujo de vuestros humores, calmad vuestro espíritu.” Galeno, Tratado de las pasiones del alma y de sus errores, I.1” (FOUCAULT, 2010, p. 65).
En la cuarta fase Foucault (2010) explica los estados del alma y el conocimiento de sí, a los que considera trascendentes, ya que afirma con Platón que sólo la vida reflexionada merece ser vivida, pues esto nos permite acceder al control de nosotros mismos y garantiza la libertad: “[…] una manera de asegurarnos de que no nos ligaremos a lo que no está bajo nuestro dominio. Velar permanentemente sobre nuestras representaciones […]” (FOUCAULT, 2010, p.75) A esta idea del autor, se ha agregado una reflexión no menos importante sobre el trabajo con las emociones de Robles (2004), quien propone que el mundo está dividido en pares opuestos en lugar de mitades complementarias o totalidades, de tal manera las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son y todas cumplen la función de reflejar los diferentes estados de la interioridad, los cuales es importante atender, de esta manera somos lo que sentimos, entonces también somos nuestro cuerpo, lo que pensamos, lo que deseamos.
La quinta y última fase nos sitúa, en la posesión del sí mismo, esto es, converger en uno mismo. Esta conversión según Foucault (2010) pertenece a la ética del dominio, a la experiencia de vivirse sí mismo, a la libertada ejercida, al gozo de ser quien se es: “[…] la experiencia de uno mismo […] la de una soberanía ejercida […] es la de un placer que toma uno en sí mismo.” (FOUCAULT, 2010, p.77)
En este orden, el ejercicio consiste en que los participantes dibujan y/o pintan en distintas técnicas y al interior de sus improntas, símbolos representativos y las relaciones entre los aspectos emocionales y racionales, es decir, lo que sienten y lo que piensan, a partir de las reflexiones de los contenidos de la exposición.
La fase simbólica en Giménez (2007), lo que en otros términos corresponde al plano ontológico del ser, es donde por la experiencia artística y las reflexiones en torno a la toma de conciencia de sí mismo y la importancia de generar autocuidado, el participante hace posible la creación de significados. Esta se realiza a través del ejercicio final, se trata de observar los dibujos y darles una explicación coherente a través de la palabra escrita, con lo que realiza un proceso de objetivación. Finalmente, se cierra el proceso cuando los participantes libremente comparten la experiencia en plenaria en la que expresan sus aprendizajes y los cambios de percepción.
Reflexiones Finales
Como se puede observar, el trabajo aquí descrito, es una propuesta para la educación artística enfocada en el autoconocimiento y el cuidado de sí y se considera también como herramienta de sensibilización para quien pueda facilitar procesos de desarrollo personal. Pues tales propuestas dan lugar a lo que Lacan (1954a) establece como proceso de simbolización, como la cualidad que define lo humano: El orden humano se caracteriza por la circunstancia de que la función simbólica interviene en todos los momentos y en todos los grados de su existencia.” (LACAN, 1954a, p. 14). De esta manera y como condición para facilitar cambios en la postura subjetiva, es necesario propiciar la función simbólica, esto es, hacer aparecer un encuentro con la realidad, dicho de otro modo, propiciar una experiencia para la reflexión o caos inicial que moviliza la imaginación, en donde a través de diferentes búsquedas, movimientos y cambios aparecen ciertas asociaciones y síntesis que facilitan la función simbólica para encontrar significados, resignificar la experiencia y posicionarse en otro nivel de percepción y expansión de la consciencia:
El yo cuerpo y su capacidad para la percepción, es un objeto específico en la experiencia del sujeto que cumple con la función imaginaria y en su función imaginaria al procesar la realidad hace posible la elaboración de sus percepciones por la función simbólica. (Aguilar, 2016, pág. 112)
Finalmente, es importante agregar que la reflexión de cada una de los tres ejercicios propuestos para la reflexión del autoconocimiento y cuidado de sí, tienen sus implicaciones en términos de expansión de la consciencia. De tal manera que se convierte en una alternativa que colabora con la promoción del bienestar individual y social que todos merecemos.
EDUCACIÓN ARTÍSTICA PARA EL AUTOCONOCIMIENTO Y EL CUIDADO DE SÍ
ARTIGO Guadalupe de la Cruz Aguilar Salmerón
Licenciada en Diseño Industrial, Maestra en Psicoterapia Ericksoniana, Doctora en Cultura y Arte, con formación artística en pintura y Danza Clásica por la Royal Academy of Dance. Actualmente es Profesora Investigadora del Departamento de Estudios Culturales, de la Universidad de Guanajuato, Campus León, México.
Revista Arte ConTexto
REFLEXÃO EM ARTE
ISSN 2318-5538
V.7, Nº17, MAR., ANO 2022
TRABALHO EM ARTE E CUIDADO
RESUMEN
En términos generales se puede afirmar que la educación artística tiene la posibilidad de realizarse a través de tres grandes enfoques: la educación en el arte disciplinar o académico, a través de la historia, la teoría, los métodos, la estética, la cultura visual, la curaduría, entre otros; el arte como práctica, en el quehacer de los lenguajes artísticos, y, el arte como método de procesos de enseñanza aprendizaje, donde el énfasis está dirigido hacia algún aspecto del desarrollo de la subjetividad. Por lo anterior, el propósito del presente texto es presentar algunas reflexiones derivadas de la investigación y sistematizadas en un dispositivo de educación artística que tiene la función de promover el autoconocimiento y el cuidado de sí. Esto es relevante, ya que de cara a la complejidad de las condiciones de vida actuales y a las recientes realidades originadas por el confinamiento, se vuelve urgente reflexionar, repensar y llevar a la práctica experiencias significativas que promuevan el autoconocimiento y el cuidado de sí de los sujetos en todos los ámbitos de la vida cotidiana, para la recuperación del sentido y del bienestar individual y social.
PALABRAS CLAVE
Educación artística. Autoconocimiento. Cuidado de sí.
ABSTRACT
In general terms, it can be affirmed that artistic education has the possibility of being carried out through three main approaches: education in disciplinary or academic art, through history, theory, methods, aesthetics, visual culture, curatorship, among others; art as a practice, in the work of the artistic languages, and art as a method of teaching-learning processes, where the emphasis is directed towards some aspect of the development of subjectivity. Therefore, the purpose of this text is to present some reflections derived from the research and systematized in an artistic education device that has the function of promoting self-knowledge and self-care. This is relevant, since in view of the complexity of current living conditions and the recent realities caused by confinement, it becomes urgent to reflect, rethink and put into practice meaningful experiences that promote self-knowledge and self-care of the subjects, in all areas of daily life, for the recovery of meaning and individual and social well-being.
KEYWORDS
Artistic education. Self-knowledge. Self-care.
¿De Qué Estamos Hablando?
Por lo anterior, se expondrá la educación artística como un recurso para gestionar el autoconocimiento y el cuidado de sí, propuesta fundamentada en la tesis doctoral: Procesos creativos y transformaciones subjetivas. La resignificación de la identidad a través de la experiencia artística dirigida, de Aguilar (2016), donde se ha dado cuenta del potencial que posee la educación artística como vehículo transformador de la subjetividad. En este orden, simultáneamente se creó la propuesta teórico – práctica, como un modelo de investigación y puesta en marcha, respectivamente, definido en términos de Taller de Creatividad, el cual se ha implementado de manera recurrente en distintos espacios con grupos de niños, adolescentes y adultos y del que se presentan aquí tres ejercicios, que mediante la educación artística hacen posible reflexionar sobre la importancia del autoconocimiento y el cuidado de sí.
Este texto está basado en los supuestos sobre los procesos de transformación en Lacan (1954a), (1954b) (1960) y (1961) en el Universo simbólico, La tópica de lo imaginario, El Objeto y la cosa y De la creación Ex Nihilo, respectivamente, mediante los cuales ha sido posible reflexionar en los procesos de formación de la identidad, cambios en la subjetividad y sublimación. Además, se han consultado a Therese Bertherat (2002), en El cuerpo tiene sus razones, donde se han seguido algunas teorizaciones sobre el cuidado de la corporalidad, así como a Michael Foucault (2009), en La historia de la sexualidad. La inquietud de sí, quien analiza el cuidado del sí mismo por etapas sucesivas y que van correspondiendo a niveles superiores de consciencia; a Teresa Robles (2004) en Grupo de crecimiento, quien trabaja con el cuidado de la corporalidad, el manejo de emociones, y la responsabilidad del propio bienestar; asimismo, se encontraron en Gilda Waisburd (2007) en Creatividad y Transformación algunas teorizaciones y prácticas sobre los procesos creativos. Finalmente, el modelo que orientó este trabajo en términos metodológicos fue tomado de las aportaciones de Giménez (2007) en Estudios sobre la cultura y las identidades sociales, entre otros.
Es entonces que esta investigación ha tenido como punto de partida algunas de las relaciones y beneficios que se establecen entre los procesos creativos y los procesos humanos, como procesos transformadores de la subjetividad; ya que es posible observar el reciente surgimiento del interés por el quehacer artístico como una herramienta para el bienestar, sin embargo, es importante llevarlo a la práctica mediante una reflexión sustentada y proponer una educación a través del arte, – no del arte por el arte de manera empírica, pretendiendo brindar elementos que surgen porque sí – a partir del planteamiento de objetivos de trabajo basados en supuestos sólidos, que permitan transitar al sujeto a través de procesamientos simbólicos mediante la experiencia y que como generadores de sentido contribuyan a los cambios en la subjetividad, al promover el autoconocimiento, la importancia del cuidado personal y sus implicaciones en la expansión de la consciencia.
De esta manera, aparece la pregunta que ha guiado esta investigación ¿Es posible facilitar el autoconocimiento y el cuidado de sí a través de la educación artística? La cual se tiene el propósito de develar a continuación.
Los Procesos de Simbolización Como Procesos de Transformación
Es importante destacar que el desarrollo de este texto se ha basado en una lógica inductiva, así como en el método de trabajo para la educación artística de tres ejercicios del Taller de Creatividad que aquí se exponen, y guiado por las aproximaciones teórico – metodológicas del concepto de formación de cultura simbólica, que plantea Gilberto Giménez (2007), el cual comprende tres categorías en términos de procesos, tanto de orden cultural como de identidad y que corresponden a un concepto específico: “[…] -la fase concreta, la fase abstracta y la fase simbólica- caracterizadas respectivamente por otros tres conceptos clave: costumbres, modelos y significados.” (GIMÉNEZ, 2007, p. 26).
Esto se vincula a los supuestos de Lacan (1954a) y (1954b), quien se refiere a los procesos simbólicos como procesos de transformación de la postura subjetiva, que dirigidos y articulados a los procesos de creación, permiten realizar la experiencia de la práctica artística para el autoconocimiento y el cuidado de sí.
De acuerdo con Giménez (2007), los aspectos de la formación histórica de las fases del concepto de cultura simbólica, tanto el proceso cultural, como identitario, son definidas como: fase concreta, que relaciona al concepto de costumbres; la fase abstracta, que corresponde al concepto de modelos y a la fase simbólica, que vincula con los significados. Además, las indagaciones en Giménez (2007) han permitido la realización del objetivo de la propuesta sobre Educación artística para el autoconocimiento y el cuidado de sí, en tres ejercicios que se presentan para su comprensión.
En la fase concreta en Giménez (2007), la cultura y la identidad se rigen por leyes externas al sujeto, por elementos tangibles y convenidos en un marco de ideales y valores del grupo social en el que nace y al que pertenece. En este sentido, en el primer ejercicio, para la reflexión que se propone, el sujeto reflexiona en su realidad concreta, es decir, en el cuerpo, como la única realidad material que interactúa directamente con el mundo que lo rodea.
En la fase abstracta en Giménez (2007), se amplía el énfasis de las costumbres a los modos de comportamiento, a los modelos normativos y la explicación de la conducta; por lo que aparece la comprensión lógica de los estados emocionales, lo que facilita la reflexión sobre el sí mismo. Estos aspectos son representados por los individuos quienes plantean nuevos sistemas de valores y de comportamiento, esquemas normativos, así como formas de organización y orientación social. En el segundo ejercicio, la reflexión está orientada a comprender la realidad abstracta, estado en el que se llevan a cabo los procesos mentales, donde confluyen los aspectos lógicos y emocionales, los cuales siempre se encuentran en una transacción dialéctica y que solamente pueden resolverse en el nivel simbólico.
Finalmente, para comprender la cultura y la individuación en la fase simbólica en Giménez (2007), es importante entenderlas al interior de un espacio simbólico donde se sintetizan y organizan los significados, los cuales, una vez procesados, son representados en la realidad concreta en forma de prácticas. Así que en el tercer ejercicio de reflexión sobre la realidad simbólica, el sujeto se aproxima a la comprensión de los significados de las relaciones de las fases anteriores, de tal manera que permite ciertos cambios en la subjetividad, que se traducen en la toma de conciencia sobre la importancia del autoconocimiento y del cuidado de sí mismo, mismas que pueden ya llevarse a la práctica.
Lo anterior entonces se puede articular en el campo simbólico, tanto como dispositivo de significación como de creación artística. Así, lo observado en Giménez (2007), como también lo afirma Lacan (1954a), la evolución del sujeto se desarrolla en proporción directa a la medida en que se inserta al mundo simbólico. Para su análisis, se profundizó en los sistemas de referencia del yo en Lacan (1954b), donde se encontró el proceso de simbolización con el que distingue tres estados: realidad, imaginario y simbólico. Define la realidad en términos de “[…] el caos original […]” (Lacan, 1954b, p. 33) como la confrontación con aquello no asimilado, no estructurado, es decir, no simbolizado y que demanda ser aprehendido por el sujeto; esto se hace posible a través de la elaboración de un proceso que liga con lo imaginario y plantea como “[…] el nacimiento del yo […]” (LACAN, 1954b, p. 33), donde se ponen en juego conceptualizaciones opuestas y que orillan al sujeto a hacer una síntesis conceptual y que además, agrega, está profundamente ligado a los modos de percepción. Finalmente, lo simbólico es la realización de dicho proceso, lo que posiciona al sujeto de cara a lo simbolizado significativo y que define como “[…] las posiciones del sujeto.” (LACAN, 1954b, p. 33).
Conceptos que se complementan con algunas asociaciones que hace Lacan (1961) de los procesos artísticos como procesos de simbolización y que define como sublimación: “[…] la sublimación es ésta: que eleva un objeto […] a la dignidad de la Cosa […] transformación en suma, de un objeto en una Cosa.” (LACAN, 1961, p. 60). Y agrega que este fenómeno aporta al objeto una condición superior distinta: “Se trata justamente de eso. Es de ese fenómeno que aporta de repente […] una dignidad que no tenía para nada antes. Conviene decirles aquí, naturalmente, que es una cosa que, con seguridad, no es para nada la Cosa. (LACAN, 1961, p. 63).
Además, este proceso no sólo explica los procesos de creación, sino que también tiene una función de restauración simbólica o de resignificación de la experiencia: “[…] función restitutiva a un esfuerzo siempre más o menos intenso de reparación simbólica.” (LACAN, 1960, p. 57).
De esta manera, y al comprender estos procesos, se hace posible facilitar experiencias significativas a través de la educación artística. Ejemplo de ello es el Taller de Creatividad, que consiste en situar al sujeto en un espacio seguro donde tiene la oportunidad explorarse a sí mismo a partir del planteamiento de distintos objetivos, ordenados para cada sesión, en donde se crean objetos artísticos haciendo uso de diferentes lenguajes del arte, con la intención de promover cambios en la postura subjetiva y que a partir de entonces se implementa en diferentes espacios como la propuesta práctica de la investigación de Aguilar (2016).
Yo Soy: Educación Artística Para el Autoconocimiento y el Cuidado de Sí:
De esta manera, la reflexión general de la sesión del Taller de Creatividad con respecto a tres ejercicios de educación artística para el autoconocimiento y el cuidado de sí, está estructurada en la propuesta teórico – metodológica de Giménez (2007) y como ya se ha mencionado, se propone a los participantes la reflexión de las tres dimensiones fundamentales o aspectos de la naturaleza humana, en este sentido, la primera reflexión corresponde a la fase concreta, a la dimensión corporal, como la única realidad concreta que nos representa en el mundo material y que contiene todo lo que somos. En este orden, y de acuerdo con la tesis de Aguilar (2016), se conduce a los sujetos a centrar la atención en el propio cuerpo como un universo completo, con características propias que le conceden tanto ventajas como límites, y que lo ponen en relación con los demás, con el objetivo de establecer conciencia sobre sus necesidades básicas y límites para el fortalecimiento del autoconcepto. Ya que de acuerdo con Bertherath (2002), tomar consciencia del cuerpo significa abrirse al ser como totalidad, puesto que el cuerpo y el espíritu, lo psíquico y lo físico, la fuerza y la debilidad, son una unidad indivisible. Además, es importante para el autoconocimiento y el cuidado de sí, comprender que el cuerpo ocupa un lugar y un espacio, se puede pesar y medir, se adapta a las situaciones externas y a la vez es limitado, posee un sistema perceptual, es único e irrepetible, es temporal y cíclico y al mismo tiempo está determinado por etapas en las que nace, crece, se desarrolla, reproduce, se deteriora y muere; de la misma manera se renueva constantemente, pues está sincronizado, además, tiene memoria y posee una genética heredada que de alguna manera lo condicionan; evoluciona y se conserva; también tiene necesidades, como protegerse en un espacio habitable, vestirse, alimentarse, nutrirse y gozar de salud, compartirse con otros cuerpos, ser contenido y acariciado, descansar, realizar actividad física, estas se manifiestan con un lenguaje propio de bienestar si están satisfechas y de malestar si no. A través del cuerpo nos relacionamos con los demás y con la realidad circundante. Por medio del trabajo, el cuerpo hace posible concretar lo que pensamos y sentimos, lo que deseamos y soñamos, por lo que existir significa estar en estado de creación constante. Dice Bertherath (2002), que es importante entonces tener las “llaves” del cuerpo, habitarlo como nuestra casa, tomar posesión de él, pues el cuerpo es lo que somos, de tal suerte que simultáneamente somos lo que parecemos ser y nuestra manera de parecer es nuestra manera de ser, esto es importante porque corremos el riesgo de confundir lo visible con lo superficial y es entonces que, de acuerdo con Robles (2004), ponemos al cuerpo en un nivel inferior. Pues al reprimir nuestras sensaciones, agrega Bertherath (2002), ante los propios ojos disminuyen nuestras dimensiones reales, experimentamos la sensación de no existir de manera suficiente y cuanto más raro nos parece nuestro cuerpo, más extraños nos posicionamos en la vida. Si no disfrutamos del cuerpo, perdemos confianza en nuestras interacciones, pues entonces omitimos la experiencia, agrega, por tales motivos es que se ha considerado aquí profundizar en el conocimiento del propio cuerpo y ampliar, a través de la educación artística, la conciencia de la corporalidad.
Es entonces que el ejercicio que se desarrolla a partir de dicha reflexión es el dibujo de una impronta corporal en un papel de gran formato -en colaboración con otro participante de su confianza- en Waisburd (2003), para reconocer su forma, sus dimensiones reales y sus límites y donde será posible también insertar elementos que complementen las características que ellos quieren representar, para dar lugar al autocuidado y autoconstrucción.
La reflexión de la dimensión abstracta se refiere a la interacción de los aspectos lógico – emocionales. En la tesis de Aguilar (2016) implica establecer relaciones entre realidades distintas para que a través de una síntesis de contenidos, el sujeto encuentre sus propias significaciones. Aquí se trabajan las cinco fases sobre el cuidado de sí en Foucault (2010), para crear una conciencia de responsabilidad del autocuidado y el bienestar, ya que, para él, el arte de vivir se basa en el principio de “[…] cuidar de uno mismo” (FOUCAULT, 2010, p. 50). La primera fase se basa en algunas premisas platónicas que señalan como logro la responsabilidad de uno mismo: “[…] que hay que hacer objeto de los propios cuidados […]” (FOUCAULT, 2010, p. 52), esto implica ser consciente de que las atenciones hacia uno mismo son necesarias para construirse y darse forma: “[…] “hacerse a sí mismo.” transformarse a sí mismo, reconciliarse con uno mismo.” (FOUCAULT, 2010, p. 53)
La segunda fase, se realiza a través de acciones dirigidas tanto del cuidado del cuerpo como a las reflexiones sobre la verdad, es decir, las preocupaciones del alma; para Foucault (2010) son: la buena alimentación y la actividad física, las meditaciones, lecturas y notas significativas tomadas de libros o personas, recuerdos, las personas de las que nos rodeamos y nuestros afectos:
Están también las conversaciones con un confidente, con amigos, con un guía o director, a las que se añade la correspondencia, en la cual uno expone el estado de su alma, solicita consejos […] alrededor del cuidado de uno mismo se ha desarrollado toda una actividad de palabra y de escritura en la que se enlazan el trabajo de uno sobre sí mismo y la comunicación con el prójimo. (Foucault, 2010, p. 60)
En la tercera fase Foucault (2010) plantea una relación entre el pensamiento y la práctica médica, pues según la tradición griega es muy cercana, afirma que formarse y cuidarse son actividades paralelas y solidarias: “¿Queréis aprender los silogismos? Curad primero vuestras heridas, detened el flujo de vuestros humores, calmad vuestro espíritu.” Galeno, Tratado de las pasiones del alma y de sus errores, I.1” (FOUCAULT, 2010, p. 65).
En la cuarta fase Foucault (2010) explica los estados del alma y el conocimiento de sí, a los que considera trascendentes, ya que afirma con Platón que sólo la vida reflexionada merece ser vivida, pues esto nos permite acceder al control de nosotros mismos y garantiza la libertad: “[…] una manera de asegurarnos de que no nos ligaremos a lo que no está bajo nuestro dominio. Velar permanentemente sobre nuestras representaciones […]” (FOUCAULT, 2010, p.75) A esta idea del autor, se ha agregado una reflexión no menos importante sobre el trabajo con las emociones de Robles (2004), quien propone que el mundo está dividido en pares opuestos en lugar de mitades complementarias o totalidades, de tal manera las emociones no son ni buenas ni malas, simplemente son y todas cumplen la función de reflejar los diferentes estados de la interioridad, los cuales es importante atender, de esta manera somos lo que sentimos, entonces también somos nuestro cuerpo, lo que pensamos, lo que deseamos.
La quinta y última fase nos sitúa, en la posesión del sí mismo, esto es, converger en uno mismo. Esta conversión según Foucault (2010) pertenece a la ética del dominio, a la experiencia de vivirse sí mismo, a la libertada ejercida, al gozo de ser quien se es: “[…] la experiencia de uno mismo […] la de una soberanía ejercida […] es la de un placer que toma uno en sí mismo.” (FOUCAULT, 2010, p.77)
En este orden, el ejercicio consiste en que los participantes dibujan y/o pintan en distintas técnicas y al interior de sus improntas, símbolos representativos y las relaciones entre los aspectos emocionales y racionales, es decir, lo que sienten y lo que piensan, a partir de las reflexiones de los contenidos de la exposición.
La fase simbólica en Giménez (2007), lo que en otros términos corresponde al plano ontológico del ser, es donde por la experiencia artística y las reflexiones en torno a la toma de conciencia de sí mismo y la importancia de generar autocuidado, el participante hace posible la creación de significados. Esta se realiza a través del ejercicio final, se trata de observar los dibujos y darles una explicación coherente a través de la palabra escrita, con lo que realiza un proceso de objetivación. Finalmente, se cierra el proceso cuando los participantes libremente comparten la experiencia en plenaria en la que expresan sus aprendizajes y los cambios de percepción.
Reflexiones Finales
Como se puede observar, el trabajo aquí descrito, es una propuesta para la educación artística enfocada en el autoconocimiento y el cuidado de sí y se considera también como herramienta de sensibilización para quien pueda facilitar procesos de desarrollo personal. Pues tales propuestas dan lugar a lo que Lacan (1954a) establece como proceso de simbolización, como la cualidad que define lo humano: El orden humano se caracteriza por la circunstancia de que la función simbólica interviene en todos los momentos y en todos los grados de su existencia.” (LACAN, 1954a, p. 14). De esta manera y como condición para facilitar cambios en la postura subjetiva, es necesario propiciar la función simbólica, esto es, hacer aparecer un encuentro con la realidad, dicho de otro modo, propiciar una experiencia para la reflexión o caos inicial que moviliza la imaginación, en donde a través de diferentes búsquedas, movimientos y cambios aparecen ciertas asociaciones y síntesis que facilitan la función simbólica para encontrar significados, resignificar la experiencia y posicionarse en otro nivel de percepción y expansión de la consciencia:
El yo cuerpo y su capacidad para la percepción, es un objeto específico en la experiencia del sujeto que cumple con la función imaginaria y en su función imaginaria al procesar la realidad hace posible la elaboración de sus percepciones por la función simbólica. (Aguilar, 2016, pág. 112)
Finalmente, es importante agregar que la reflexión de cada una de los tres ejercicios propuestos para la reflexión del autoconocimiento y cuidado de sí, tienen sus implicaciones en términos de expansión de la consciencia. De tal manera que se convierte en una alternativa que colabora con la promoción del bienestar individual y social que todos merecemos.
Referências Bibliográficas
AGUILAR, Guadalupe. Procesos creativos y transformaciones subjetivas. La resignificación de la identidad a través de la experiencia artística dirigida. Guanajuato: Tesis doctoral. México, 2016.
BERTHERATH, Therese. El cuerpo tiene sus razones. México: Paidós, 2002.
FOUCAULT, Michael. Historia de la sexualidad: La inquietud de sí. México: Ediciones Gandhi, 2010.
GIMÉNEZ, Gilberto. Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. México: Conaculta, 2007.
LACAN, Jacques. El universo simbólico, Seminario 2, Clase 3. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1954.
LACAN, Jacques. La tópica de lo imaginario, Seminario 1, Clase 7. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1954.
LACAN, Jacques. El objeto y la cosa, Seminario 7, Clase 8. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1960.
LACAN, Jacques. De la creación Ex Nihilo, Seminario 7, Clase 9. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1961.
ROBLES, Teresa. Manual de grupo de crecimiento. México: Alom, 2005.
WAISBURD, Gilda. Creatividad y transformación. México: Trillas, 2003.
Referências Bibliográficas
AGUILAR, Guadalupe. Procesos creativos y transformaciones subjetivas. La resignificación de la identidad a través de la experiencia artística dirigida. Guanajuato: Tesis doctoral. México, 2016.
BERTHERATH, Therese. El cuerpo tiene sus razones. México: Paidós, 2002.
FOUCAULT, Michael. Historia de la sexualidad: La inquietud de sí. México: Ediciones Gandhi, 2010.
GIMÉNEZ, Gilberto. Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. México: Conaculta, 2007.
LACAN, Jacques. El universo simbólico, Seminario 2, Clase 3. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1954.
LACAN, Jacques. La tópica de lo imaginario, Seminario 1, Clase 7. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1954.
LACAN, Jacques. El objeto y la cosa, Seminario 7, Clase 8. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1960.
LACAN, Jacques. De la creación Ex Nihilo, Seminario 7, Clase 9. Buenos Aires: Obras completas. Colección digital Psicolibro. Argentina, 1961.
ROBLES, Teresa. Manual de grupo de crecimiento. México: Alom, 2005.
WAISBURD, Gilda. Creatividad y transformación. México: Trillas, 2003.
Lista de Imagens
1 Taller de Creatividad, (2020), Yo soy, Dibujo con acuarela y marcadores sobre papel de gran formato. Ejercicio 1: Impronta corporal. Ejercicio 2: Símbolos.
2 Taller de Creatividad, (2020), Yo soy, Dibujo con acuarela y marcadores sobre papel de gran formato. Ejercicio 1: Impronta corporal. Ejercicio 2: Símbolos.
Lista de Imagens
1 Taller de Creatividad, (2020), Yo soy, Dibujo con acuarela y marcadores sobre papel de gran formato. Ejercicio 1: Impronta corporal. Ejercicio 2: Símbolos.
2 Taller de Creatividad, (2020), Yo soy, Dibujo con acuarela y marcadores sobre papel de gran formato. Ejercicio 1: Impronta corporal. Ejercicio 2: Símbolos.